jueves, 15 de marzo de 2012

Castro Valnera: esquí de travesía


El Castro Valnera es una apuesta segura a la hora de elegir una ruta de esquí de travesía. A pesar de sus modestos 1.718 metros, acumula una gran cantidad de nieve debido a su situación. De hecho, sólo hay que fijarse que cuando comienzan las épocas de nieve, el puerto de Lunada es uno de los primeros, sino el primero, en cerrarse. Por otro lado, con esas cotas, también es cierto que las lluvias y las altas temperaturas hacen que la nieve no permanezca tanto tiempo como quisiéramos en sus laderas.



Para descargar el track, desde la Web de Wikiloc


Aunque ya conocía este monte, el año pasado había sido la primera vez que lo pisé con unos esquís, además era la tercera vez en mi vida que me calzaba unas tablas de esquiar, con mi recién comprado equipo de travesía de segunda mano. Unos Hagan Pure Carbon de casi 2 metros (190cm) y fijaciones Silvretta 400. La subida en aquella ocasión me resultó fantástica, no así como la bajada. Debido a mi inconsciencia e ignorancia, me tiré con los esquís desde la parte más alta e inclinada del descenso típico. Ni que decir tiene que me di mas tortas que en una peli de Bud Spencer y Terence Hill, terminé completamente magullado, con heridas en la cara de caerme de morros y con la solemne decisión de no volver a hacer algo así hasta que no esquiara mejor (cosa que, por cierto, no sucedió, porque poco después hice otras parecidas aunque terminando menos dolorido). Creo que el computo final fue 3 giros sin caerme en todo el día.

El domingo 11 de Marzo, en una pésima temporada de nieves, apenas se puede foquear en el pirineo o en picos sin hacer un buen porteo, pero nos dirigimos a Espinosa de los Monteros para probar suerte con nuestro querido Castro Valnera.

Parece que al menos hay nieve...

La estampa no es muy alentadora cuando salimos de Espinosa, pues blanco no abunda en las cimas que observamos, incluso cuando tomamos la carretera que conduce a Lunada. Incluso en el desvío que tomamos al Bernacho pensamos que tendremos que portear o encontraremos tramos sin nieve, porque en el camino no hay ni rastro de ella, cuando hace unas semanas no se podía ni entrar con el coche.



Por suerte, a medida que avanzamos con el coche hacia el Bernacho, la nieve está más presente y más baja, y llegamos a las cabañas contemplando cómo las laderas para llegar hasta el collado de acceso sí que tienen nieve. Alivio.

Pasando junto la cabaña

Raul, su idea de defenderse esquiando no es la misma que la mia...


Con todo listo, cogemos los esquís en la mano y vamos caminando hasta la cabaña junto a la que siempre pasamos para tomar la ladera que nos llevará hasta el collado del Castro. En ese punto, a 50 metros de los coches, nos pondremos los esquís y no faltará la nieve hasta la cima.


Poco a poco...

El día no comienza de muy buena manera, pues las nubes cubren todas las cimas a nuestro alcance y se mantienen justo a la altura del collado entre el Castro Valnera y la Cubada Grande, a unos 1.400 metros.

Nos vamos acercando al collado

La niebla viene y se va.


Subimos despacio y con calma, pues uno de nosotros se estrena en el esquí de travesía y va con un equipo prestado y botas de esquí alpino. Mientras caminamos se sucenden pequeños claros que tan rápido como aparecen se van, pero nos hacen pensar que quizá mejore el día. Cuando ya estamos cerca del collado desaparece la niebla por completo y queda un fantástico día despejado tan sólo manchado por ráfagas de fuerte viento.

Por fin despeja


Una vez nos encontramos entre la Cubada y el Castro, nos quitamos los esquís por unos metros para salvar el paso vertical que nos deja en las lomas superiores del Valnera, ahora sí, con unas bonitas vistas de Cubada Grande.

Alguien se está quedando sin nieve...

Esquís a la espalda por unos metros

Terminando de hacer el paso vertical

Desde aquí sólo nos separan 800 metros hasta la cima y unos 200 metros de desnivel que se hacen de manera muy agradable, al principio un poco más inclinado, trazando zetas con los esquís, y luego con una suave pala que nos deja a los pies de la banda de roca por la que está formada el punto más alto del Castro Valnera.

Foqueando de nuevo


Jose estrenándose en la travesía


Ya tenemos la cima muy cerca





El día está arreglado por completo.



Dejamos los esquís a un lado para subir hasta la cima y contemplar el maravilloso espectáculo de la cara norte de este pico. La primera vez que subes por las suaves laderas y te asomas al balcón que supone su cara norte, sorprende encontrarse ante una abrupta y casi inexpugnable vertiente que de forma casi vertical pierde mil metros de cota hasta los valles de Vega de Pas.

Las vistas del Castro no defraudan.


Por desgracia, aunque en las laderas de nuestra montaña está despejado, no es así frente a nosotros, donde las nubes recorren toda la franja costera y no nos permiten ver la panorámica de Santander y sus inmediaciones que aun estando a unos 30 km de nuestros pies, en los días claros da la impresión que podamos tocar con los dedos.

Petra y yo en la cima

¿Se puede subir por ahi?


Tras unos minutos contemplando paredes y corredores fuera de nuestro alcance, bajamos de la cima para coger de nuevo los esquís y dirigirnos a la cumbre que está al noreste, al principio andando por falta de nieve y luego con los esquís. Después de quitar focas y prepararnos para el descenso, nos colocamos sobre el tubo en una inclinada pala que luego suaviza hasta entrar en el dominio del gran tubo y seña de identidad del descenso del Castro. Nervios por saber que tal lo haremos y cómo estará la nieve.

Hacia el punto de salida para el descenso.


Ahí tenemos el famoso tubo...

Pasados los primeros metros respiro más tranquilo al comprobar que la nieve está perfecta y la parte más inclinada no ha sido tan difícil. Ahora disfrutaremos como niños deslizándonos por el interior del gran tubo, eso sí, intentando evitar las zonas de mayor sombra, pues allí los esquís rascan el hielo de manera intimidante.






Petra disfrutando de la nieve


Pronto nos encontramos en la parte final de la línea de descenso, donde el tubo se abre y da paso a varias lenguas y podemos tomar varios caminos. Seguimos bajando casi en recto, con tendencia a la izquierda hasta que topamos con una pequeña pala que está cortada por una zona en la que la nieve no llega a metro y medio de anchura e inmediatamente después hay una rimaya que nos hace plantearnos tomar otro camino.

Se nota que lo estamos pasando mal, ¿no?

El tubo termina y se bifurca.


Finalmente decidimos cruzar la rimaya por un paso en el que hay un pequeño puente de nieve, si ha aguantado al primero, aguantará a los demás, ¿no? de uno en uno bajamos y cruzamos la rimaya sin complicaciones, pero que le da un punto interesante al descenso.

Nos topamos con una pequeña rimaya


Raul cruzando

Ya sólo nos queda bajar lo que resta de pala, con una nieve que sigue estando muy buena y entrar en el bosquecillo para acercarnos al Bernacho. Pasado el río la zona de matorral nos impide seguir con los esquís puestos y nos los quitamos por 50 metros para volver a ponerlos y llegar hasta casi el coche con ellos en los pies.

Los últimos metros de pala, con la rimaya encima.

Somos cabezotas, pero terminamos quitando los esquis unos metros.

Sin duda, ha sido un muy buen día, a mi la ruta se me ha hecho extremadamente corta, pero he disfrutado al máximo. Varios han conocido el castro por primera vez, otro se han iniciado en el mundo de la travesía y también había quien anteriormente no pudo bajar por el tubo en otras ocasiones y yo por fin lo he bajado con alguna noción de esquí, así que todos mas contentos que unas castañuelas.

Un día fantástico en el centro comercial!!!

1 sartenazos:

Deportes HGEsp dijo...

Que bonita travesia, la canal de bajada es chulÍsima.

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