jueves, 30 de septiembre de 2010

Noruega: turismo, escalada y montaña. Parte II

Parque de Jostedal: el glaciar Jostedalbreen
Día 6: 23 Julio 2010

Amanecemos en nuestras tiendas junto a una gran cascada que se encuentra a pocos metros de la carretera en nuestra ruta hacia los parques naturales, recogemos el campamento y tomamos la ruta hacia Sogndal. Durante el trayecto, atravesamos el túnel de carretera más largo del mundo, el túnel de Lærdal, que con sus 24,5 Km. nos venció en el reto de aguantar todo el recorrido sin respirar.



Dormimos justo encima de la cascada


Tras tomar el ferry de rigor, llegamos a Sogndal, punto de entrada a la Ruta 55, carretera que discurre entre montañas, escoltada a un lado por el parque de Jostedal y al otro por el parque de Jotunheimen.




Saúl, Petra y Ratilla en el ferry
 Hacemos unas compras y tomamos la carretera 55, dispuestos a disfrutar del imponente paisaje de las montañas noruegas.

Una vez dentro de la Ruta 55, debemos abandonarla en la localidad de Gaupne para acercarnos al glaciar Nygard. El glaciar Nygard no es más que una enorme lengua glaciar que forma parte del inmenso glaciar de Jostedal, el mayor glaciar de Europa continental, con sus nada más y nada menos que 487 Km. cuadrados de hielo y mas hielo.

Después de comer junto a un río de aguas turquesas llegamos al pueblo de Gjerde, donde tenemos la primera visión del Nygardsbreen, donde nos damos cuenta de que no es precisamente pequeño.


Vista del glaciar


Al día siguiente tenemos prevista una ruta por el glaciar, pero tenemos toda la tarde por delante, de modo que preguntamos en la información si hay algún sitio para escalar cerca. El chico nos indica que hay unas rocas en las que hacen bloque los guías, que se encuentran a mitad de camino entre la barrera de entrada al parque (previo pago) y el parking para acceder al glaciar. Por supuesto, terminamos en los bloques donde sorprendentemente encontramos colchonetas, cepillos y demás parafernalia para los frikis bloqueros.


Saúl con el glaciar al fondo



Quizás las rocas no fueran lo mejor del mundo, pero pasamos una buena tarde en un lugar espectacular.


Ratilla en uno de los bloques


Cuando nos cansamos, buscamos un sitio cerca para cenar y dormir pronto, pues queremos madrugar para aprovechar el día en el glaciar.


Saúl cerca de sacar el paso

Ruta por el glaciar Nygard

Día 7: 24 Julio 2010

Son las 6 de la mañana cuando suena el despertador, la oscuridad fuera de la tienda no ha llegado a ser completa en ningún momento, y a estas horas la claridad es total. Cuesta levantarse, pero nos espera un gran día, ¡¡no hemos cargado con crampones, piolets, polainas, guantes, tornillos de hielo y un montón más de cosas pesadas, para pasearlas por Noruega dentro de la mochila!!


6:30 de la mañana

A las 8 y cuarto de la mañana estamos solos en el parking de acceso al glaciar, mientras nos preparamos para salir con las mochilas, nos adelantan dos chicas con enormes piolets de madera. Poco después nos ponemos en marcha. Desde el parking se puede llegar al pie del glaciar con una barquita pagando unos euros, o caminando 20-30 minutos por un camino paralelo al río que proviene del deshielo del Nygard. Obviamente a esas horas el barquito no está en funcionamiento, y aunque estuviera, tampoco lo cogeríamos, así que comenzamos a andar.

Aproximación al glaciar de Nygardsbreen

A medida que recortamos metros a la aproximación, las grietas y formas del hielo se van haciendo más y más grandes, hasta que una vez al pie del glaciar, el espectáculo es impresionante. En el centro de la lengua se ha formado una cueva de la que surge un torrente de agua y hielo que rompe la quietud del paisaje.








Llegamos hasta un punto en el que hay una casetilla y un camino esculpido en el hielo para los turistas que pagan por una visita guiada por el glaciar. Usaremos esa ruta para ascender la primera parte del glaciar.






A las 9 de la mañana estamos clavando sin piedad nuestras afiladas puntas sobre la piel del Nygardsbreen. El primer tramo de desnivel se encuentra muy bien marcado para los grupos que suben con los guías, pero una vez que salimos de la primera parte más inclinada, el paisaje cambia y aparecen más crestas delante nuestro que en un concierto de punk. No estamos habituados a movernos encordados por el terreno glaciar, pero resulta divertido y sin duda más complicado de lo que esperábamos. Son continuos los destrepes, las subidas por una estrecha cresta para ver que termina de repente, obligándote a retroceder, y los pequeños saltos para evitar grietas de varios metros de profundidad. El mundo del serac es apasionante :-D




Nos damos cuenta de que lo que parece llano y de fácil, no es sino una sucesión de grietas que difícilmente nos deja avanzar, y las zonas más irregulares no ofrecen más facilidades, pues además de las grietas debemos jugar con aristas, quiebros y la incertidumbre de no saber que hay detrás de cada montículo que se levanta sobre nosotros.

Saúl calentanto un poco



Petra en el top rope


Pasamos un buen rato avanzando en el laberinto del minotauro, pero no queremos subir demasiado, pues a ratos aparecen nubes que no parecen muy amigables, así que decidimos entretenernos con las crestas y fisuras haciendo unos “top-ropes”. Con el par de tornillos de hielo que hemos traído, tenemos para montar una reunión mas que fiable, ya que el hielo está bastante bien.


Bajando de la reunión


No son pocas las veces que subimos alguna cresta o descendemos rapelando por una grieta, para ascender nuevamente, hasta que nos encontramos cansados y empapados por completo.




En nuestro camino de regreso vemos alguno de los grupos que han contratado una visita con guía, la cual parece bastante recomendable si no se tiene material ni experiencia para meterse uno mismo en el glaciar.



Una vez abajo nos hacemos unas fotos con las azules formaciones de hielo que hay en la base, un bonito espectáculo con el que terminamos la actividad del día.

Ratilla, Saúl, Petra y yo,de vuelta al coche



Que hielico mas azul!!!



Volvemos al parking para cenar con el glaciar muy cerquita nuestro, no queremos dejarlo todavía pues la experiencia nos ha encantado.

¡¡¡Ya hemos hecho hambre!!!


Tras la comida-merienda-cena, de nuevo a comer kilómetros, salimos a la carretera 55 de nuevo y encontramos un bonito sitio donde pasar la noche y descansar al día siguiente, pues nuestra idea es tener un día de relax antes de seguir con las actividades.

Día de Relax y camino a Spiterstulen, parque de Jotunheimen.

Día 8: 25 Julio 2010

Hemos dormido en una zona verde entre la carretera y un lago, hay incluso baños con agua caliente y el lugar es bastante tranquilo.

Aprovechamos el día para lavar ropa sucia, concretar lo que vamos a hacer en los próximos días, asearnos y descansar.


Como no podía ser de otra forma, nuestra ropa y objetos personales terminan repartidos por varios metros a la redonda, pasar desapercibidos no se nos da muy bien.

Por la tarde continuamos nuestra ruta por la 55, pues hoy debemos llegar a Spiterstulen, en el parque natural de Jotunheimen. El recorrido por la carretera cada vez se hace más espectacular a medida que tomamos altura y recorremos un sinfín de curvas.



Para llegar a Spiterstulen, una vez abandonamos la 55, hay que tomar una carretera-camino de peaje, que debemos pagar al llegar a nuestro destino. En Spiterstulen muere la carretera, y es un poco difícil describir que es exactamente Spiterstulen. Situado a 1.104 metros de altitud, podemos decir que es una especie de hotel-camping y a la vez la base de numerosas rutas por el parque de Jotunheimen.

Hemos pasado de estar en el parque natural de Jostedal al parque natural de Jotunheimen, que significa hogar de los gigantes. Según la mitología, los trolls, son aquellos gigantes a los que nos referimos, y vivían en las montañas de Jotunheimen, lugar al que el dios Tor tuvo que volar para recuperar su martillo, que los Trolls le habían arrebatado y escondido a 8 Km. de profundidad entre sus montañas.
Además de formar parte de la mitología, Jotunheimen también destaca por contar con los dos picos más altos de Noruega, el Galdhøpiggen (2.469 m), y el Glittertind (2.465 m), además de poseer la mayor concentración de dosmiles de Europa y 250 picos con una altura superior 1.900 metros en sus 1.151 Km. cuadrados.




Hay varias formas de dormir en Spiterstulen, la primera y más cara, es en las habitaciones del hotel o en bungalows, otra opción es en tienda de campaña dentro de unas áreas que hay para ello, pagando una cantidad y que te permite usar los baños y también te dan una ficha para ducharte al día. La última opción es poner la tienda de campaña fuera de los límites del área del complejo, en este caso gratuitamente, que es lo que hicimos nosotros.

Una vez más, montamos nuestras tiendas y recibimos la ración diaria de lluvia a partir de las 7 de la tarde. Ha pasado otro día más en Noruega, y en esta ocasión estamos en el lugar con el ambiente más montañero de todos los que encontraremos en nuestro viaje.



Glaciar Svellnosbreen

Día 9: 26 Julio 2010

El día amanece completamente cubierto y ha estado lloviendo durante toda la noche, pero no por ello vamos a dejar de lado nuestros planes. El día anterior decidimos que hoy haríamos una ruta por el glaciar Svellnosbreen.



Desde Spiterstulen, podemos acceder a una gran cantidad de picos y glaciares con una aproximación no superior a 2 horas. En nuestro caso, vamos al Svellnosbreen, para lo cual necesitamos alrededor de una hora y 3 cuartos. Este glaciar es una de las formas de subir al Galdhopiggen y puede representar todo un reto hacer cima atravesando este enorme trozo de hielo.



Este glaciar es mucho más abrupto y complejo que el glaciar de Nigard. Lo primero que hicimos fue intentar cruzar de una parte a otra de la lengua, con un fantástico ambiente que le daban las nubes a nuestra altura y las enormes paredes de hielo que se alzaban junto las grietas.



Al rato de estar dando vueltas por el glaciar, Petra comenzó a sentirse incómoda en el lugar y tuvimos que abortar la misión, así que la opción fue volver cerca de la entrada al glaciar y escalar unos top-ropes en hielo como ya hiciéramos en Nygardsbreen.




En esta ocasión encontramos una grieta con un fantástico color azul, hielo en fantásticas condiciones para ser escalado, y un poco desplomado, así que disfrutamos como niños.


Después de la jornada, a descansar y cruzar los dedos para tener mejor tiempo el día siguiente  en el que tenemos pensado subir al mayor pico de Noruega.