jueves, 18 de noviembre de 2010

Noruega: turismo, escalada y montaña. Parte III

Ascensión al Galdhopiggen, la cima más alta de Noruega.


Una de las actividades que más ganas teníamos de hacer en nuestro viaje era llegar al techo de Noruega, el Godhoppigen, con 2.469 metros.


Existen varias formas de llegar hasta la cima del Galdhopiggen.

La ruta “normal” de ascensión parte de Spiterstulen, a 1.104 metros de altura, salvando por tanto un desnivel de unos 1.400 metros. En verano posiblemente tengamos que cruzar algunas partes con nieve, como sucedió cuando fuimos nosotros, subiendo la gente incluso en zapatillas.  Esta ruta parte frente al complejo de Spiterstulen y comienza con una fuerte subida muy mantenida hasta llevarnos a la cima del Svellnosi (2.272 m), luego pasaremos por la cima del Kellhaus Topp (2.355 m) y finalmente accederemos al Galdhopiggen. Esta ruta es recorrida diariamente por una gran cantidad de personas, por lo que perderse es algo bastante improbable, aún recorriendo una buena parte del camino por enormes pedregales en el que el trazado lo hace cada uno saltando de piedra en piedra.

La otra ruta más utilizada es mucho menos exigente físicamente, pues el punto de partida es Juvasshytta en vez de Spitestulen, situando el punto de partida a 1.840 m, lo cual nos permite hacer cima salvando un desnivel de 629 metros. En cambio este recorrido nos obliga a atravesar el glaciar de Styggebreen, aunque no tiene más complicación que andar sobre una llanura helada hasta alcanzar una cresta rocosa donde el recorrido salva el desnivel más rápidamente. Esta ruta, aunque pueda parecer apetecible, puede convertirse en un infierno para amantes de la tranquilidad de la montaña, pues nunca jamás veremos semejantes cordadas, una detrás de otra hasta donde alcanza la vista. Son grupos de gente con guía que realizan la popular ascensión. Sin exagerar, podemos decir que en cuerdas de 60 metros hay cerca de 30 personas atadas, formando enormes ciempiés, seguiditos uno detrás de otro por cientos de metros. Esto es lo que viene a ser una konga, pero a lo bestia.



Nosotros desconocíamos lo masificado de ambas rutas, sobre todo la del glaciar, y una de nuestras preferencias era hacer la ascensión a través de uno de los glaciares, así que decidimos partir andando desde Spiterstulen hacia Juvasshytta para enlazar con la ruta que realiza la gente con los guías. Por suerte nos perdimos en el enlace y tomamos una ruta propia atravesando completamente el glaciar Styggebreen en completa soledad a través de un bello paisaje. En definitiva, un error que fue todo un acierto, y que ahora pasaré a describir. Sin duda, recomendamos a todo el que quiera subir, que lo haga por la misma ruta que nosotros, descendiendo luego por la normal.

Día 10: 26 Julio 2010

Por fin nos amanece un espléndido día, si todo va bien, parece que disfrutaremos de buenas vistas en la cima del Galhoppigen. Son las 8 de la mañana cuando nos ponemos en marcha, siguiendo a la gente que de dirige a la cima por la ruta normal, pues el primer tramo es compartido, hasta una bifurcación donde nosotros seguiremos a la derecha rumbo a Juvasshytta, y el resto de la gente a la izquierda.




La subida es fuerte hasta alcanzar la cota de los 1.600 metros, momento en que dejamos a nuestra izquierda unas paredes, y comenzamos a rodear el glaciar tomando hacia el complejo de Juvasshytta y alejándonos de la cima que estamos buscando.

El camino está algo marcado, pero hay un momento en que perdemos los hitos al intentar cruzar un río que baja del glaciar. Es en este momento cuando decidimos acercarnos al glaciar y atravesarlo, pues sobre el mapa se ve que apenas tiene desnivel y ya nos han avisado que no tiene nada que ver con los glaciares que hemos visitado anteriormente, este es una masa firme de hielo bien formado, sin seracs ni grandes dificultades.




Vamos remontando como podemos el curso del río que se extiende por el pedregal, hasta colocarnos sobre una rampa de hielo sucio que da inicio al glaciar.


Cuando remontamos la rampa y nos situamos en la parte alta del glaciar comprobamos que la aproximación por aquí será fácil y cómoda, toda una autopista sólo para nosotros.

 Avanzamos mientras encontramos pequeñas grietas sin importancia y caprichosas formas que el agua esculpe en el hielo.

Vamos hablando de lo solos que estamos en la ascensión, pues no hay ningún signo de otras personas,  y como la ley de Murphy se cumple incluso en Noruega, es en ese momento cuando vemos unos puntos en el horizonte. Discutimos sobre si son personas o no, mientras avanzamos lentamente. La discusión deja de tener sentido cuando unos minutos más tarde vemos claramente una enorme hilera de gente, que ya sin encordar, se dirigen a la cima del Galdhopiggen.


 Un poco desencantados por la visión de cientos de personas en el horizonte, pero contentos de no encontrarnos formando parte de ese peculiar tren de la bruja, seguimos adelante.

Llegamos a la gran pared que se desprende del Kekkhaus topp, punto de referencia para dirigirnos a la izquierda y encararnos a la cima de nuestra montaña. Tenemos dos opciones, continuar un poco más adelante, hasta llegar a una cresta de roca que desciende desde la cima al glaciar, muy cómodamente y con la posibilidad de ligar con varios cientos de noruegas por el camino, o podemos girar antes de llegar a la roca y ascender por una pala de nieve/hielo sin saber que vamos a encontrar. Por supuesto elegimos la segunda opción.




Hacemos un descansito antes de atacar la pala de hielo, desde la que ya podemos ver un chiringuito que hay instalado en la cima del Galdhopiggen. También es muy visible una rimaya que será la única dificultad de la ascensión.


Bajo la mirada de todos aquellos que subían por la ruta normal desde Juvasshytta, subimos por la pala de hielo hasta toparnos de frente con la enorme grieta que nos corta el paso.


 Según ascendíamos parecía que existía alguna posibilidad de cruzarlo por una zona con nieve, pero una vez cerca vemos lo enorme de la grieta, y que lo que veíamos era tan sólo un puede de nieve que seguramente se derrumbaría si intentasemos cruzarlo. Nos hemos acercado demasiado a la rimaya y debemos retroceder sobre nuestros pasos para acercarnos a la roca y así intentar evitar esa zona.


 Sin complicaciones llegamos hasta uno de los laterales y continuamos subiendo por la nieve junto a la roca, para disgusto de alguno que subía por la otra ruta y que habría apostado a que terminaríamos en el fondo del glaciar.



A las 2 del mediodía hacemos cima y pasamos a formar parte del “selecto” grupo de 600 o 700 personas que subieron al Galhoppigen ese mismo día.



Fotos de rigor y nos abrimos paso como podemos entre la marabunta para comenzar el descenso por la vía normal hasta Spiterstulen. Consiste en crestear bajando y subiendo de nuevo hasta hacer 2 cumbres más y seguir descendiendo sin pausa los 1400 metros que nos separan de la tienda de campaña.



Creíamos que lo peor ya había pasado y el descenso sería sencillo y más o menos rápido, pero resulto y extenuante y monótono camino que parecía no terminar nunca. En este punto nos alegramos doblemente por subir en solitario a través del glaciar, pues la ascensión se tiene que hacer eterna por este camino.





 Una vez abajo, y con los pies achicharrados, nos refrescamos en las heladas aguas del río, unos metiendo las piernas, y otros metiendo algo más….




Y como curiosidad... me dio por mirar cuanta gente podria estar subiendo y me puse a contar las personas de una de las fotos, con un resultado mucho mayor de lo que me esperaba:


jueves, 30 de septiembre de 2010

Noruega: turismo, escalada y montaña. Parte II

Parque de Jostedal: el glaciar Jostedalbreen
Día 6: 23 Julio 2010

Amanecemos en nuestras tiendas junto a una gran cascada que se encuentra a pocos metros de la carretera en nuestra ruta hacia los parques naturales, recogemos el campamento y tomamos la ruta hacia Sogndal. Durante el trayecto, atravesamos el túnel de carretera más largo del mundo, el túnel de Lærdal, que con sus 24,5 Km. nos venció en el reto de aguantar todo el recorrido sin respirar.



Dormimos justo encima de la cascada


Tras tomar el ferry de rigor, llegamos a Sogndal, punto de entrada a la Ruta 55, carretera que discurre entre montañas, escoltada a un lado por el parque de Jostedal y al otro por el parque de Jotunheimen.




Saúl, Petra y Ratilla en el ferry
 Hacemos unas compras y tomamos la carretera 55, dispuestos a disfrutar del imponente paisaje de las montañas noruegas.

Una vez dentro de la Ruta 55, debemos abandonarla en la localidad de Gaupne para acercarnos al glaciar Nygard. El glaciar Nygard no es más que una enorme lengua glaciar que forma parte del inmenso glaciar de Jostedal, el mayor glaciar de Europa continental, con sus nada más y nada menos que 487 Km. cuadrados de hielo y mas hielo.

Después de comer junto a un río de aguas turquesas llegamos al pueblo de Gjerde, donde tenemos la primera visión del Nygardsbreen, donde nos damos cuenta de que no es precisamente pequeño.


Vista del glaciar


Al día siguiente tenemos prevista una ruta por el glaciar, pero tenemos toda la tarde por delante, de modo que preguntamos en la información si hay algún sitio para escalar cerca. El chico nos indica que hay unas rocas en las que hacen bloque los guías, que se encuentran a mitad de camino entre la barrera de entrada al parque (previo pago) y el parking para acceder al glaciar. Por supuesto, terminamos en los bloques donde sorprendentemente encontramos colchonetas, cepillos y demás parafernalia para los frikis bloqueros.


Saúl con el glaciar al fondo



Quizás las rocas no fueran lo mejor del mundo, pero pasamos una buena tarde en un lugar espectacular.


Ratilla en uno de los bloques


Cuando nos cansamos, buscamos un sitio cerca para cenar y dormir pronto, pues queremos madrugar para aprovechar el día en el glaciar.


Saúl cerca de sacar el paso

Ruta por el glaciar Nygard

Día 7: 24 Julio 2010

Son las 6 de la mañana cuando suena el despertador, la oscuridad fuera de la tienda no ha llegado a ser completa en ningún momento, y a estas horas la claridad es total. Cuesta levantarse, pero nos espera un gran día, ¡¡no hemos cargado con crampones, piolets, polainas, guantes, tornillos de hielo y un montón más de cosas pesadas, para pasearlas por Noruega dentro de la mochila!!


6:30 de la mañana

A las 8 y cuarto de la mañana estamos solos en el parking de acceso al glaciar, mientras nos preparamos para salir con las mochilas, nos adelantan dos chicas con enormes piolets de madera. Poco después nos ponemos en marcha. Desde el parking se puede llegar al pie del glaciar con una barquita pagando unos euros, o caminando 20-30 minutos por un camino paralelo al río que proviene del deshielo del Nygard. Obviamente a esas horas el barquito no está en funcionamiento, y aunque estuviera, tampoco lo cogeríamos, así que comenzamos a andar.

Aproximación al glaciar de Nygardsbreen

A medida que recortamos metros a la aproximación, las grietas y formas del hielo se van haciendo más y más grandes, hasta que una vez al pie del glaciar, el espectáculo es impresionante. En el centro de la lengua se ha formado una cueva de la que surge un torrente de agua y hielo que rompe la quietud del paisaje.








Llegamos hasta un punto en el que hay una casetilla y un camino esculpido en el hielo para los turistas que pagan por una visita guiada por el glaciar. Usaremos esa ruta para ascender la primera parte del glaciar.






A las 9 de la mañana estamos clavando sin piedad nuestras afiladas puntas sobre la piel del Nygardsbreen. El primer tramo de desnivel se encuentra muy bien marcado para los grupos que suben con los guías, pero una vez que salimos de la primera parte más inclinada, el paisaje cambia y aparecen más crestas delante nuestro que en un concierto de punk. No estamos habituados a movernos encordados por el terreno glaciar, pero resulta divertido y sin duda más complicado de lo que esperábamos. Son continuos los destrepes, las subidas por una estrecha cresta para ver que termina de repente, obligándote a retroceder, y los pequeños saltos para evitar grietas de varios metros de profundidad. El mundo del serac es apasionante :-D




Nos damos cuenta de que lo que parece llano y de fácil, no es sino una sucesión de grietas que difícilmente nos deja avanzar, y las zonas más irregulares no ofrecen más facilidades, pues además de las grietas debemos jugar con aristas, quiebros y la incertidumbre de no saber que hay detrás de cada montículo que se levanta sobre nosotros.

Saúl calentanto un poco



Petra en el top rope


Pasamos un buen rato avanzando en el laberinto del minotauro, pero no queremos subir demasiado, pues a ratos aparecen nubes que no parecen muy amigables, así que decidimos entretenernos con las crestas y fisuras haciendo unos “top-ropes”. Con el par de tornillos de hielo que hemos traído, tenemos para montar una reunión mas que fiable, ya que el hielo está bastante bien.


Bajando de la reunión


No son pocas las veces que subimos alguna cresta o descendemos rapelando por una grieta, para ascender nuevamente, hasta que nos encontramos cansados y empapados por completo.




En nuestro camino de regreso vemos alguno de los grupos que han contratado una visita con guía, la cual parece bastante recomendable si no se tiene material ni experiencia para meterse uno mismo en el glaciar.



Una vez abajo nos hacemos unas fotos con las azules formaciones de hielo que hay en la base, un bonito espectáculo con el que terminamos la actividad del día.

Ratilla, Saúl, Petra y yo,de vuelta al coche



Que hielico mas azul!!!



Volvemos al parking para cenar con el glaciar muy cerquita nuestro, no queremos dejarlo todavía pues la experiencia nos ha encantado.

¡¡¡Ya hemos hecho hambre!!!


Tras la comida-merienda-cena, de nuevo a comer kilómetros, salimos a la carretera 55 de nuevo y encontramos un bonito sitio donde pasar la noche y descansar al día siguiente, pues nuestra idea es tener un día de relax antes de seguir con las actividades.

Día de Relax y camino a Spiterstulen, parque de Jotunheimen.

Día 8: 25 Julio 2010

Hemos dormido en una zona verde entre la carretera y un lago, hay incluso baños con agua caliente y el lugar es bastante tranquilo.

Aprovechamos el día para lavar ropa sucia, concretar lo que vamos a hacer en los próximos días, asearnos y descansar.


Como no podía ser de otra forma, nuestra ropa y objetos personales terminan repartidos por varios metros a la redonda, pasar desapercibidos no se nos da muy bien.

Por la tarde continuamos nuestra ruta por la 55, pues hoy debemos llegar a Spiterstulen, en el parque natural de Jotunheimen. El recorrido por la carretera cada vez se hace más espectacular a medida que tomamos altura y recorremos un sinfín de curvas.



Para llegar a Spiterstulen, una vez abandonamos la 55, hay que tomar una carretera-camino de peaje, que debemos pagar al llegar a nuestro destino. En Spiterstulen muere la carretera, y es un poco difícil describir que es exactamente Spiterstulen. Situado a 1.104 metros de altitud, podemos decir que es una especie de hotel-camping y a la vez la base de numerosas rutas por el parque de Jotunheimen.

Hemos pasado de estar en el parque natural de Jostedal al parque natural de Jotunheimen, que significa hogar de los gigantes. Según la mitología, los trolls, son aquellos gigantes a los que nos referimos, y vivían en las montañas de Jotunheimen, lugar al que el dios Tor tuvo que volar para recuperar su martillo, que los Trolls le habían arrebatado y escondido a 8 Km. de profundidad entre sus montañas.
Además de formar parte de la mitología, Jotunheimen también destaca por contar con los dos picos más altos de Noruega, el Galdhøpiggen (2.469 m), y el Glittertind (2.465 m), además de poseer la mayor concentración de dosmiles de Europa y 250 picos con una altura superior 1.900 metros en sus 1.151 Km. cuadrados.




Hay varias formas de dormir en Spiterstulen, la primera y más cara, es en las habitaciones del hotel o en bungalows, otra opción es en tienda de campaña dentro de unas áreas que hay para ello, pagando una cantidad y que te permite usar los baños y también te dan una ficha para ducharte al día. La última opción es poner la tienda de campaña fuera de los límites del área del complejo, en este caso gratuitamente, que es lo que hicimos nosotros.

Una vez más, montamos nuestras tiendas y recibimos la ración diaria de lluvia a partir de las 7 de la tarde. Ha pasado otro día más en Noruega, y en esta ocasión estamos en el lugar con el ambiente más montañero de todos los que encontraremos en nuestro viaje.



Glaciar Svellnosbreen

Día 9: 26 Julio 2010

El día amanece completamente cubierto y ha estado lloviendo durante toda la noche, pero no por ello vamos a dejar de lado nuestros planes. El día anterior decidimos que hoy haríamos una ruta por el glaciar Svellnosbreen.



Desde Spiterstulen, podemos acceder a una gran cantidad de picos y glaciares con una aproximación no superior a 2 horas. En nuestro caso, vamos al Svellnosbreen, para lo cual necesitamos alrededor de una hora y 3 cuartos. Este glaciar es una de las formas de subir al Galdhopiggen y puede representar todo un reto hacer cima atravesando este enorme trozo de hielo.



Este glaciar es mucho más abrupto y complejo que el glaciar de Nigard. Lo primero que hicimos fue intentar cruzar de una parte a otra de la lengua, con un fantástico ambiente que le daban las nubes a nuestra altura y las enormes paredes de hielo que se alzaban junto las grietas.



Al rato de estar dando vueltas por el glaciar, Petra comenzó a sentirse incómoda en el lugar y tuvimos que abortar la misión, así que la opción fue volver cerca de la entrada al glaciar y escalar unos top-ropes en hielo como ya hiciéramos en Nygardsbreen.




En esta ocasión encontramos una grieta con un fantástico color azul, hielo en fantásticas condiciones para ser escalado, y un poco desplomado, así que disfrutamos como niños.


Después de la jornada, a descansar y cruzar los dedos para tener mejor tiempo el día siguiente  en el que tenemos pensado subir al mayor pico de Noruega.