Ascensión al Galdhopiggen, la cima más alta de Noruega.
Una de las actividades que más ganas teníamos de hacer en nuestro viaje era llegar al techo de Noruega, el Godhoppigen, con 2.469 metros.
Existen varias formas de llegar hasta la cima del Galdhopiggen.
La ruta “normal” de ascensión parte de Spiterstulen, a 1.104 metros de altura, salvando por tanto un desnivel de unos 1.400 metros. En verano posiblemente tengamos que cruzar algunas partes con nieve, como sucedió cuando fuimos nosotros, subiendo la gente incluso en zapatillas. Esta ruta parte frente al complejo de Spiterstulen y comienza con una fuerte subida muy mantenida hasta llevarnos a la cima del Svellnosi (2.272 m), luego pasaremos por la cima del Kellhaus Topp (2.355 m) y finalmente accederemos al Galdhopiggen. Esta ruta es recorrida diariamente por una gran cantidad de personas, por lo que perderse es algo bastante improbable, aún recorriendo una buena parte del camino por enormes pedregales en el que el trazado lo hace cada uno saltando de piedra en piedra.
La otra ruta más utilizada es mucho menos exigente físicamente, pues el punto de partida es Juvasshytta en vez de Spitestulen, situando el punto de partida a 1.840 m, lo cual nos permite hacer cima salvando un desnivel de 629 metros. En cambio este recorrido nos obliga a atravesar el glaciar de Styggebreen, aunque no tiene más complicación que andar sobre una llanura helada hasta alcanzar una cresta rocosa donde el recorrido salva el desnivel más rápidamente. Esta ruta, aunque pueda parecer apetecible, puede convertirse en un infierno para amantes de la tranquilidad de la montaña, pues nunca jamás veremos semejantes cordadas, una detrás de otra hasta donde alcanza la vista. Son grupos de gente con guía que realizan la popular ascensión. Sin exagerar, podemos decir que en cuerdas de 60 metros hay cerca de 30 personas atadas, formando enormes ciempiés, seguiditos uno detrás de otro por cientos de metros. Esto es lo que viene a ser una konga, pero a lo bestia.
Nosotros desconocíamos lo masificado de ambas rutas, sobre todo la del glaciar, y una de nuestras preferencias era hacer la ascensión a través de uno de los glaciares, así que decidimos partir andando desde Spiterstulen hacia Juvasshytta para enlazar con la ruta que realiza la gente con los guías. Por suerte nos perdimos en el enlace y tomamos una ruta propia atravesando completamente el glaciar Styggebreen en completa soledad a través de un bello paisaje. En definitiva, un error que fue todo un acierto, y que ahora pasaré a describir. Sin duda, recomendamos a todo el que quiera subir, que lo haga por la misma ruta que nosotros, descendiendo luego por la normal.
Día 10: 26 Julio 2010
Por fin nos amanece un espléndido día, si todo va bien, parece que disfrutaremos de buenas vistas en la cima del Galhoppigen. Son las 8 de la mañana cuando nos ponemos en marcha, siguiendo a la gente que de dirige a la cima por la ruta normal, pues el primer tramo es compartido, hasta una bifurcación donde nosotros seguiremos a la derecha rumbo a Juvasshytta, y el resto de la gente a la izquierda.
La subida es fuerte hasta alcanzar la cota de los 1.600 metros, momento en que dejamos a nuestra izquierda unas paredes, y comenzamos a rodear el glaciar tomando hacia el complejo de Juvasshytta y alejándonos de la cima que estamos buscando.
El camino está algo marcado, pero hay un momento en que perdemos los hitos al intentar cruzar un río que baja del glaciar. Es en este momento cuando decidimos acercarnos al glaciar y atravesarlo, pues sobre el mapa se ve que apenas tiene desnivel y ya nos han avisado que no tiene nada que ver con los glaciares que hemos visitado anteriormente, este es una masa firme de hielo bien formado, sin seracs ni grandes dificultades.
Vamos remontando como podemos el curso del río que se extiende por el pedregal, hasta colocarnos sobre una rampa de hielo sucio que da inicio al glaciar.
Cuando remontamos la rampa y nos situamos en la parte alta del glaciar comprobamos que la aproximación por aquí será fácil y cómoda, toda una autopista sólo para nosotros.
Avanzamos mientras encontramos pequeñas grietas sin importancia y caprichosas formas que el agua esculpe en el hielo.
Vamos hablando de lo solos que estamos en la ascensión, pues no hay ningún signo de otras personas, y como la ley de Murphy se cumple incluso en Noruega, es en ese momento cuando vemos unos puntos en el horizonte. Discutimos sobre si son personas o no, mientras avanzamos lentamente. La discusión deja de tener sentido cuando unos minutos más tarde vemos claramente una enorme hilera de gente, que ya sin encordar, se dirigen a la cima del Galdhopiggen.
Un poco desencantados por la visión de cientos de personas en el horizonte, pero contentos de no encontrarnos formando parte de ese peculiar tren de la bruja, seguimos adelante.
Llegamos a la gran pared que se desprende del Kekkhaus topp, punto de referencia para dirigirnos a la izquierda y encararnos a la cima de nuestra montaña. Tenemos dos opciones, continuar un poco más adelante, hasta llegar a una cresta de roca que desciende desde la cima al glaciar, muy cómodamente y con la posibilidad de ligar con varios cientos de noruegas por el camino, o podemos girar antes de llegar a la roca y ascender por una pala de nieve/hielo sin saber que vamos a encontrar. Por supuesto elegimos la segunda opción.
Hacemos un descansito antes de atacar la pala de hielo, desde la que ya podemos ver un chiringuito que hay instalado en la cima del Galdhopiggen. También es muy visible una rimaya que será la única dificultad de la ascensión.
Bajo la mirada de todos aquellos que subían por la ruta normal desde Juvasshytta, subimos por la pala de hielo hasta toparnos de frente con la enorme grieta que nos corta el paso.
Según ascendíamos parecía que existía alguna posibilidad de cruzarlo por una zona con nieve, pero una vez cerca vemos lo enorme de la grieta, y que lo que veíamos era tan sólo un puede de nieve que seguramente se derrumbaría si intentasemos cruzarlo. Nos hemos acercado demasiado a la rimaya y debemos retroceder sobre nuestros pasos para acercarnos a la roca y así intentar evitar esa zona.
Sin complicaciones llegamos hasta uno de los laterales y continuamos subiendo por la nieve junto a la roca, para disgusto de alguno que subía por la otra ruta y que habría apostado a que terminaríamos en el fondo del glaciar.
A las 2 del mediodía hacemos cima y pasamos a formar parte del “selecto” grupo de 600 o 700 personas que subieron al Galhoppigen ese mismo día.
Fotos de rigor y nos abrimos paso como podemos entre la marabunta para comenzar el descenso por la vía normal hasta Spiterstulen. Consiste en crestear bajando y subiendo de nuevo hasta hacer 2 cumbres más y seguir descendiendo sin pausa los 1400 metros que nos separan de la tienda de campaña.
Creíamos que lo peor ya había pasado y el descenso sería sencillo y más o menos rápido, pero resulto y extenuante y monótono camino que parecía no terminar nunca. En este punto nos alegramos doblemente por subir en solitario a través del glaciar, pues la ascensión se tiene que hacer eterna por este camino.
Una vez abajo, y con los pies achicharrados, nos refrescamos en las heladas aguas del río, unos metiendo las piernas, y otros metiendo algo más….
Y como curiosidad... me dio por mirar cuanta gente podria estar subiendo y me puse a contar las personas de una de las fotos, con un resultado mucho mayor de lo que me esperaba:
1 sartenazos:
Joder Barbo, puto crack!
Que tal va mi compac flash de 2GB? jajajaja
Cuidate tio!
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