Hemos estado estrenando el mes de
Junio intentando hacer algún que otro barranco en los alrededores del
Pirineo. Después de las
constantes lluvias casi todo está pasado para meternos en fregaos, incluso el Fago que era una de nuestras primeras ideas.
Al final, el primer día terminamos haciendo el barranco de la Sierra o
barranco de Navascués. Apenas tenía un poco de información de un blog con el punto de entrada y la cuerda necesaría, pero nos parecía suficiente para acometer el descenso.
Nos hemos encontrado con un barranco
largo en cuanto a longitud,
fácil,
poco contínuo y de carácter
abierto, con posiblididad de escapar en casi cualquier momento.
Tras mirar en el mapa la posibilidad de hacer solo un primer tramo que es algo menos de la mitad del recorrido, con 2 rápeles, o hacerlo entero con 4 rápeles en total, decididmos hacerlo entero, puesto que no tenemos muchos más planes por el momento, y siendo un barranco con habitualmente poco caudal, puede ser una fantástica opción para hacerlo con agua. De esta forma, dejamos el coche de retorno en un área recreativa cerca de
Navascués y subimos con el otro coche a la cabecera, donde el punto de acceso es muy
evidente al ver el barranco desde la carretera.
Una vez dentro comenzamos a caminar por el ancho cauce que lleva un inocente palmo de agua deslizándose sobre las planchas de
pizarra que configuran el estrato rocoso.
En pocos minutos y tras un pequeño destrepe llegamos a la cabecera del
primer rápel, el más grande de todos con los que nos toparemos. Hay
2 instalaciones a la izquierda, en el único sitio donde la roca parece un poco fiable.
Una vez colocados frente a las instalaciones, el apacible e inocente palmo de agua ya no parece ni lo uno ni lo otro, sino que a lo largo del tramo que venimos recorriendo ha cogido
fuerza y velocidad, cubriendo de blanco la cascada que se encuentra ante nosotros.
Tras un poco de reflexión y con algo de miedo en el cuerpo, porque aunque no es gran cosa este caudal, no estamos nada acostumbrados a lidiar con barrancos en los que el agua supone algo mas que una duchita en el descenso, decido instalar sobre la reunión que está un poco más retrasada. Desde esa instalación me parece que podré rapelar algo más a la derecha,
evitando en la medida de lo posible el agua que tiende a caer sobre la parte izquierda del cauce.
Con la cuerda preparada me dispongo a acercarme al borde de la cascada, pero para mi sorpresa me cuesta bastante, pues hay muchos sitios en los que no puedo pisar, pues si lo hago, la fuerza del agua me arrastra el pie de inmediato. Finalmente llego al borde y después de comprobar que la cuerda llega al suelo, me lanzo para abajo y rápidamente escapo del chorro de agua. Al final no era tan grave como parecía y desde arriba asustaba mucho más que desde abajo.
Una vez abajo les digo a Ricardo y Natalia que bajen, pues no hay peligro. La primera en intentarlo es Natalia, que tras colocarse el descensor y acercarse un poco al borde no lo ve claro y no se atreve.
Seguidamente Richi va decidido a bajar, pero tampoco consigue acercarse al borde con confianza. Pasa el tiempo y las intentonas pero no se deciden a bajar. Subo trepando por el lateral de la cascada y despues de decirles que no pasa nada, vuelvo a bajar, esta vez en doble dejando las cuerdas listas para no tener que bajar con la saca a cuestas.
Y una vez más varias intentonas infructuosas. Natalia se retira del barranco y Richi consigue bajar haciendo un escaqueo poco ortodoxo por la derecha , pero bajando al fin y al cabo.
Desde abajo pienso que
no habría ningun problema en bajar por cualquier lado de la cascada, pues el agua está bastante dispersa y no pega tanto cañonazo como parecía arriba, pero claro, a toro pasado...
Casi 2 horas después de llegar al rapel, continuamos sin Natalia el descenso, esperando no encontrarnos con una cascada que concentre el chorro sobre la línea de rápel, porque entonces si que pasaríamos miedo de verdad, jeje.
Ahora toca
caminar unos 10 minutos, destrepes y bloques. Pasamos por una gran
zona derrumbada, según parecía
pocos días antes porque los grandes bloques que estaban en el centro del cauce estaban todavía con ramas verdes y barro que no había sido limpiado por el agua.
El siguiente punto con cuerda es un
pequeño resalte de unos 6 metros con una instalación antigua en el suelo a la derecha. No tiene mayor dificultad y va por el borde del agua.
A partir de aquí, un buen rato de
caminata, mientras jugamos con el agua para ver si asi se nos quita el miedo que nos ha dado con todo aquello que tiene más fuerza que la ducha de casa.
Mientras avanzamos vemos como varios afluentes vierten sus aguas a nuestro camino.
Por el camino nos encontramos a Natalia, que ha ido andando hasta donde comienza la segunda parte y ha estado remontando el río hasta juntarse con nosotros.
Desde el segundo rápel hasta el
puente que tomo como referencia para el fin de la primera parte, ha pasado una media hora. En este puente podemos salir y volver andando al primer coche o continuar hasta abajo, que es lo que hacemos, encontrando un destrepe 5 minutos más tarde, y poco después el
tercero de los rápeles.
En este tercer rápel estuvimos unos minutos
buscando la reunión por todos los lados. Hasta que la encontramos. Era una
chapa bajo el agua que ya estaba como un
cromo de plana.
Rapelamos de un boj y disfrutamos del bonito rincón que nos brinda esta cascada.
Tras ello tenemos un
tobogán un poco peligroso si nos dejamos arrastrar con fuerza porque nos lleva contra una roca, y pocas emociones más durante un buen rato, al menos 20 minutos de pateo por el río.
Finalmente llegamos al
último de los rápeles, pequeño, pero
muy bonito, y que en esas condiciones llevaba un buen mangazo de agua. Por el chorro te golpeaba con fuerza pero no es peligroso.
A Natalia, al intentar cruzar hacer un cruce le arrastró los pies y la pegó un
buen meneo!!
Aquí hacemos un poco más el tonto, tirandonos en tobogán y demás.
Ya sólo nos queda
andar hasta la salida, un largo tramo de una media horita sin demasiado interés deportivo, aunque tiene algún punto bonito.
En
conclusión, un barranco con rápeles bonitos pero sobre todo mucho pateo, puede ser unas 2 horas y media si no se para tantísimo como nosotros, y sin duda debe hacerse con agua para que tenga interés.
Puede ser buena opción en caso de que el resto de barrancos esten muy pasados y no nos importe caminar un buen rato. Además tiene
multitud de escapes y se puede evitar ir por el agua en todos los rápeles, ya sea rapelando por un lado o evitando la cascada por fuera.