viernes, 17 de julio de 2009

Cueva Barranco de la Leze

Si las cuevas es algo muy interesante, y los barrancos son la ostia, cuando unimos ambos tenemos algo espectacular, como es el caso de la Leze. Porque es un barranco atravesando una cueva :-D Si a ello le sumamos una boca de entrada enorme, y una salida gigantesca, pues tenemos una actividad de pata negra.

El grupo inicial somos Ratilla, Carla, Jesus y yo como parte del Grupo Espeleológico Niphargus, y también Petra como acompañante. Finalmente se nos une el Romo, un futuro miembro del GEN, y un colega suyo.

Hemos quedado en el parking de la cueva, junto a la localidad de Eguino, el día 4 de Julio, y como es una actividad cortita no vamos a madrugar demasiado. A eso de las 11:30 salimos en calzoncillos camino a la cueva.



La aproximación no es muy larga, una hora aproximadamente, en la que el tramo mas duro es la subida del comienzo, un poco pindia, hasta que llegamos a los zigzags y se hace más llevadero. Debemos subir toda la pendiente para cruzar a la otro lado del monte y acceder a la boca. Vamos, que hay que subir la ostia para luego volver a bajar otro buen cacho hasta la entrada, siendo además muy fácil que nos perdamos un poquito a la hora de encontrar el mejor punto para bajar una vez que estamos en lo alto del monte.




De hecho, cuando llegamos arriba, nos encontramos con otros 2 grupos que llevaban una media hora dando vueltas para encontrar la bajada, y eso hizo que nos dirigiéramos todos a la vez a la entrada de la cueva y se formara un buen atasco haciéndonos esperar mas una hora y media para acceder al primer rápel.



Pero como en buena compañía todo se pasa bien, no hubo mayor problema e hicimos tiempo hasta que se despejó un poco el asunto.





A las 14:15 estamos empezando con el rápel de acceso, por la izquierda, desde un árbol y un pequeño destrepe.





Poquito a poco y con calma, un pasamamos, otro rápel hasta el cauce y nos vamos adentrando en la oscuridad, dejando la luz atrás, siempre en un profundo trazado en el que muchas veces no alcanzaremos a ver el techo con la luz de nuestros frontales.




La cueva es muy facilita con poco caudal como era el caso, está perfectamente instalada y el rápel más largo es el de entrada de 23 m y uno de 14 m en el que podemos forzar un tobogán.




Apenas hay que andar entre rápel y rápel, es una sucesión de resaltes con lo que la cueva se hace muy cortita y se disfruta un montón. Eso si, el agua está fría :-D



Un rato antes de salir ya veremos la luz, que nos indica el final del recorrido, pero todavía nos quedan algunos rápeles, saltos, toboganes, un pequeñísimo sifón y algunas pozas muy bonitas.






Y finalmente salimos a terreno abierto con algún turista sorprendido de vernos aparecer y un montón de domingueros que nos dan una envidia de la ostia con unos chiringuitos montados del copón para pasar el día, léase mesas a saco, bien de carnaca, vino, bebidas alcohólicas, y de todo para darse un buen atracón, así que nosotros hacemos lo propio y después de vestirnos como personas normales, nos damos un banquete.



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